Es difícil de imaginar que las prendas de ropa puedan ser una fuente de contaminación ambiental, al fin y al cabo, las blusas no emiten gases de efecto invernadero, y los zapatos no utilizan combustible… ¿o tal vez sí?
La contaminación que produce la industria textil pasa habitualmente desapercibida porque tiene lugar durante el proceso de fabricación, a diferencia de otros productos, como los coches, que contaminan de manera obvia durante su uso.
La utilización de químicos contaminantes para los tintes, el uso de tejidos sintéticos que no son biodegradables, y el alto consumo de agua y energía que requieren algunas prendas para su fabricación, convierten a la industria textil en un factor altamente contaminante.
La producción textil genera el 10% de todas las emisiones de carbono globales, y gasta el 20% del agua dulce del planeta, según datos de la Organización de Naciones Unidas. Unos datos que, para quienes estamos preocupados por la sostenibilidad del planeta y la destrucción de los recursos naturales, nos hacen replantear muy seriamente el tipo de consumo textil al que habitualmente estamos acostumbrados.
Pero ¿son todas las prendas igual de contaminantes? Y sobre todo ¿existen alternativas para no destruir el planeta sin tener que pasar frío?
Los 3 tipos de prendas más contaminantes
Los vaqueros
Son un básico en el armario, de hecho, según afirman algunos estudios de moda, la mayoría de los españoles tenemos más de 5 pares de vaqueros en nuestro armario. Lo que quizá no sepas es que fabricar unos simples vaqueros, también conocidos como jeans, puede requerir entre 3.000 y 11.000 litros de agua, dependiendo del proceso de fabricación.
La alternativa para evitar esta contaminación y el despilfarro de los recursos naturales que supone es apostar por marcas con procesos de producción ecológicos en los que se limita el gasto de agua, y reciclar las prendas de segunda mano.
Los abrigos
En climas fríos, los abrigos son otro básico sin el que no podemos pasar. El principal problema con estas prendas es que utilizan materiales muy contaminantes en cantidades muy abundantes, como el plástico y el poliéster, que no son biodegradables.
Afortunadamente, cada vez hay más marcas que utilizan poliéster y plásticos reciclados para generar sus materiales aislantes, logrando así introducir estas prendas en la economía circular.
Las botas y el calzado
El problema de la industria del calzado reside en la contaminación ambiental que genera, así como gran uso de energía eléctrica que se requiere para la fabricación del calzado. De hecho, la fabricación de un par de zapatos puede llegar a producir hasta 23 kg de C02.
¿Qué podemos hacer para mitigar el impacto de estas prendas en el medio ambiente?
La solución no pasa por dejar de consumir estos productos, que además resultan básicos, sino en alejarnos del modelo de la fast fashion o la moda rápida, en el que la ropa se desecha antes de finalizar su vida útil.
Comprar prendas de calidad, sacarles el máximo partido, reciclar, y apostar por las marcas que reutilizan los materiales para producir nuevas prendas, son las claves para que la moda y la industria textil dejen de estar reñidas con la sostenibilidad del planeta. ¡Por eso es imprescindible leer bien las etiquetas de todo lo que compramos!
¿Te apuntas a disminuir la huella ecológica de tu armario?