Cada día se generan millones de toneladas de residuos en el mundo que no se pueden reciclar. En algunos casos, la causa es que aún no se han desarrollado las tecnologías adecuadas para tratar ciertos residuos; mientras que en otros casos, es la falta de recursos lo que impide el reciclaje.
La producción de residuos por persona es variable en función del país: mientras que en España la media se sitúa en algo menos de un kilo por persona y día; en EEUU se producen casi 2 kilos diarios por habitante. Estos datos reflejan que cada día se genera en el mundo una cantidad desorbitada de residuos. ¿Qué podemos hacer con la basura que no se puede reciclar?
Los vertederos parecen la única opción hasta el momento, a pesar de que no suponen una alternativa ecológica… Los vertederos ocupan espacio y afean el entorno, pero también son contaminantes: La descomposición de los residuos tóxicos impregna la tierra, se filtra en el suelo, y acaba incluso en los ríos y mares del entorno, alterando los ecosistemas y generando potenciales peligros para la vida humana. Por si fuera poco, los vertederos se han identificado como una importante fuente de gas metano, un gas de efecto invernadero mucho más contaminante que el C02. De hecho, se estima que el 25% del metano arrojado a la atmósfera es producido por la descomposición que tiene lugar en los vertederos del mundo.
El reciclaje energético
Ante esta situación, el reciclaje energético es la mejor alternativa para la basura que no se puede reciclar por otros métodos. El reciclaje energético consigue utilizar los residuos no reciclables que acaban en el vertedero para transformarlos en energía calorífica, y evitar así la contaminación ambiental que causarían en el vertedero: la emisión de metano y la contaminación del entorno por filtraciones y descomposición de los residuos. Además, el reciclaje energético logra reducir el uso de energía fósiles, ya que al utilizar la basura como sustituto de los combustibles, no es necesario quemar carbón, petróleo o gas para obtener energía.
El reciclaje energético no es un sistema perfecto ni cumple con todos los estándares de la economía circular, ya que mediante este método no se pueden reutilizar los materiales de los residuos una y otra vez, solo se aprovecha su energía durante la quema. Sin embargo, se trata de un sistema que reduce enormemente la contaminación que generan los residuos no desechables: El C02 que se emite a la atmósfera durante la quema y el reciclaje energético tiene una capacidad de contaminación mucho menor que el gas metano que se libera de los vertederos durante la descomposición natural de los residuos.
Así, el reciclaje energético supone un alivio para el planeta mientras se desarrollan las tecnologías y la investigación necesaria para alcanzar el residuo cero. Mientras tanto, podemos contribuir consumiendo energía de fuentes renovables, reduciendo los residuos que generamos, separando en origen, y evitando comprar productos envasados que no sean 100% reciclables para reducir el tamaño y la contaminación de los vertederos.