¿Sabes qué es lo que consumes? Cuando compramos un producto no solo estamos adquiriendo lo que se encuentra en su interior, el envase -nos guste o no- también forma parte de la compra.
Cada vez más personas nos interesamos por la lista de ingredientes que llevan los productos, para saber, por ejemplo, el porcentaje de carne que realmente contiene un paquete de salchichas, o la cantidad de azúcar de las galletas. Al igual que comprobamos esta información para poder hacer un consumo responsable y saludable, también podemos comprobar el etiquetado del envase para saber si estamos ante un material reciclable que no dañará el medio ambiente…
Pero, ¿con cuánta información contamos realmente? ¿Es posible saber si los envases y residuos de los productos que compramos serán adecuadamente tratados?
La mayoría de los plásticos de un solo uno – como los envases de comida- llevan grabado o marcado en el envase una flechas continuas en forma de círculo o triángulo, acompañadas del adjetivo reciclable. Lo normal es pensar que si adquirimos un producto así y separamos adecuadamente el residuo en el contenedor amarillo, ese envase volverá a tener una nueva vida, y no estaremos contribuyendo a la contaminación del medio ambiente o a la necesidad de extraer nuevas materias primas.
Se trata, sin embargo, de una verdad a medias, ya que el hecho de que un residuo sea reciclable no significa que se haya producido con material reciclado, ni siquiera significa que se vaya a reciclar al 100%: Reciclable significa que es posible reciclarlo, una posibilidad entre tantas otras.
Tratamiento de los plásticos
La realidad es que en Europa solo se reciclan los plásticos más sencillos de tratar, el resto de los residuos suelen ser exportados a países asiáticos. ¿Alguna vez pensaste que el envase de tu yogurt podría acabar en China? Hasta 2018 China recibía el 95% de los plásticos de la Unión Europea. Afortunadamente, esta práctica ha cesado en su mayor parte, tras las muchas denuncias recibidas debidas a la mala gestión que el gigante asiático realizaba de los residuos. El elevado coste ambiental incluso cuando los residuos llegaban a reciclarse.
Actualmente, España es el octavo país en exportación de plásticos a Malasia. La exportación de residuos mezclados y difíciles de tratar porque no se acomodan a la tecnología disponible, sigue siendo una realidad.
Reciclable no es igual a reciclado, y aunque la mejor manera de asegurar que los envases que consumimos son seguros para el medioambiente y forman parte de la economía circular es elegir envases fabricados con plásticos y materiales reciclados, esta información no suele estar disponible.
La buena noticia es que, a pesar de que no es obligatorio, algunas marcas ya incluyen por voluntad propia el porcentaje de material reciclado que con el que están fabricados sus productos.
¿Crees que debería establecerse un sistema de etiquetas que mostrase cómo de eco-friendly es realmente cada producto?
Ya que la mayor parte de la responsabilidad sobre el reciclaje recae en los consumidores, un código de colores como el semáforo nutricional, que indicase el agua consumida en la fabricación y el porcentaje reciclado de cada producto, podría ser de gran utilidad para decidir con mayor libertad qué queremos incluir en la cesta de la compra.