Hasta ahora, muy pocas empresas calculaban la huella ambiental de su actividad, sin embargo las cosas están cambiando… Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica ya son más de 600 las empresas en nuestro país que han comenzado a calcular su huella ambiental.
¿A qué se debe este cambio? ¿Cuáles son los beneficios de conocer la huella ambiental?
La huella ambiental y la huella ecológica son dos indicadores cada vez más valorados por los consumidores que aprecian la sostenibilidad de los productos y de los servicios que adquieren. De hecho, la huella ambiental se está convirtiendo en un factor importante en la decisión de compra para muchas personas.
Calcular la huella ambiental es la herramienta con la que cuentan las empresas para demostrar objetivamente que sus productos y sus actividades tienen un impacto ambiental reducido. La RSC (Responsabilidad Social Corporativa) no solo aumenta el prestigio social de las empresas, también es un elemento diferenciador entre la competencia.
¿Qué es la huella ambiental?
Huella ambiental, huella ecológica, huella de carbono…son términos que a veces se utilizan en las estrategias de RSC de las empresas como sinónimos, ¡pero en realidad no lo son! Te explicamos qué mide exactamente cada uno.
La huella ambiental es una medida que calcula el impacto ambiental normalmente de un producto o servicio a lo largo de todo su ciclo de vida. Es decir, desde la extracción de las materias primas, contando con los procesos de producción y manufactura, hasta su venta y posterior reciclaje o tratamiento.
Hay dos tipos principales de huella ambiental: la que mide el impacto ambiental que genera una empresa u organización a través de todas sus actividades y productos, conocida como HAO (Huella Ambiental de las Organizaciones); y la Huella Ambiental de los Productos (HAP), que como su propio nombre indica se centra solamente en un producto determinado.
La huella ecológica es un indicador pensado para aplicarse a individuos más que a productos o empresas. Se trata de una estimación para calcular la cantidad de recursos naturales que utiliza una persona, aunque sea de manera indirecta a través de la alimentación, la movilidad, el abrigo, los bienes y servicios, etc. Todas estas necesidades son cubiertas a través de recursos de pesca, tierras de cultivo y granjas, áreas de edificación para la vivienda, recursos hídricos, etc.
La huella de carbono, por su parte, solamente mide el impacto de una actividad en forma de emisiones de gases de efecto invernadero. Es decir, la huella de carbono es un indicador compuesto de un solo criterio, que forma parte a su vez de la huella ecológica y de la huella ambiental.
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La RSC y los beneficios de la huella ambiental de las empresas
Es evidente que la huella ambiental mejora la imagen de las empresas que la incorporan como parte de su política de RSC, pero, calcular la huella ambiental también conlleva muchos otros beneficios:
- Ayuda a diferenciarse en el mercado.
- Localiza puntos críticos y ahorra costes al mejorar la eficiencia
- Da respuesta a las demandas de sostenibilidad de clientes y consumidores.
- Permite a las empresas compararse con la competencia
- Da respuesta a las inquietudes ambientales de los inversores y accionistas.
- Cumple con las exigencias y recomendaciones legales para conseguir contrataciones públicas y subvenciones.
- Atrae y retiene el talento
Pero sobre todo, ¡ayuda a preservar el medio ambiente y crear un modelo económico sostenible!