Cada día, millones de personas, empresas y familias cuidan de nuestro entorno con un simple gesto: el reciclaje. Al separar los residuos en origen utilizando el contenedor adecuado para cada tipo de material, protegemos el medio ambiente y ahorramos energía y materias primas, al tiempo que contribuimos a un desarrollo sostenible de la economía y el empleo.
Cada vez somos más las personas, instituciones y empresas que trabajamos a diario para que se recicle más y de forma más efectiva. La educación ambiental juega un papel fundamental en este sentido, tanto en la formación de los más pequeños como en la de los adultos que, al fin y al cabo, son el ejemplo de conducta de las futuras generaciones.
Uno de los principales retos de futuro a los que nos enfrentamos es la reducción de los desechos en nuestras comunidades. La educación ambiental es la herramienta que nos ayuda a entender el impacto de nuestros actos sobre el medio ambiente, conocer sus consecuencias, los beneficios del reciclaje, e incluso a desarrollar estrategias más efectivas para mejorar el entorno.
Gracias a la educación ambiental y a otras estrategias transversales, en España hemos duplicado el número de envases plásticos reciclados en los últimos 10 años. Aunque aún queda un gran camino por recorrer hasta alcanzar el 100% del reciclaje, pero los esfuerzos de todos los actores sociales están dando sus frutos.
Algunos de los resultados obtenidos fueron:
- En 2019, se estima que 37 millones de ciudadanos reciclamos una media de 17,1 kg de plásticos, briks y latas en el correspondiente contenedor amarillo
- En el contenedor azul se depositaron 19,4 kg de papel y cartón por persona al año.
- En total, supone más de 1.505 toneladas de envases reciclados durante 2019.
- Según el informe de European Plastic Recycling and Recovery Organization (EPRO) España se sitúa en los primeros puestos de Europa en reciclaje de plástico.
Promover la correcta gestión de los residuos por parte de todas las personas que formamos la sociedad es un requisito fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible. El crecimiento económico y la prosperidad no tienen por qué implicar un incremento del consumo de materiales y energía. Para alcanzar este objetivo, es necesario cambiar la visión de los residuos como basura o deshechos, y aprender a valorarlos como recursos valiosos que pueden ser aprovechados y reutilizados en forma de nuevos materiales y energía.
Esta nueva visión implica que los residuos son una oportunidad para generar sociedades no solo más sanas y respetuosas con el medio ambiente, sino también más desarrolladas y eficientes. La educación ambiental es un instrumento fundamental para concienciar sobre este cambio de paradigma, con el que en REGUSA estamos profundamente comprometidos.
Desde REGUSA LAB, hemos creado la sala KIOTO de formación ambiental, y participamos en conferencias y actividades de formación en los colegios, así como en cualquier otro proyecto que promueva el cuidado del planeta.
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